Esta pintura captura la majestuosa serenidad de la Cascada Los Tubos, un rincón oculto en la naturaleza tropical de Buenaventura. Bajo la luz suave del día, el agua cristalina cae en una corriente constante, formando una cortina de plata que refleja tonos de verde, azul y blanco. Las rocas erosionadas, oscurecidas por la humedad y cubiertas de musgo, añaden textura y profundidad al cuadro, mientras que las plantas exuberantes enmarcan la escena, vibrantes con la energía de la selva. La atmósfera transmite una paz imponente, en la que el espectador casi puede escuchar el murmullo del agua y sentir la frescura del ambiente natural.